La Sociedad que Queremos

En la actualidad la sociedad chilena experimenta un proceso de cambios continuos que han contribuido a tranformaciones en las pautas de comportamiento social, político, económico y cultural. Por esta razón nosotros/as, la ciudadanía, tenemos un rol fundamental en la construcción de una nueva sociedad, en la cuál se busca como objetivo el desarrollo de la sociedad en todo su esplendor. Para esto es importante que nos preguntemos ¿cuál es el tipo de sociedad en la que queremos vivir? ¿qué debemos hacer para alcanzarla? y ¿qué rol jugamos cada uno en este proceso de transformación constante hacia una mejor sociedad? Respuestas hay muchas, y acá sólo podremos encontrar algunas luces del camino que queremos tomar.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Urbanidad y ruralidad. Una mirada desde la dimensión culttural.


Desde un tiempo a esta parte, la experiencia vivida en el mundo rural ha sido, sin duda alguna, uno de los momentos más relevantes vividos por quién les escribe. Las razones porque escribo esto son variadas, y es objetivo de este escrito poder dárselas a conocer.
Primero quiero comenzar a relatar el proceso de iniciación, el conocimiento y reconocimiento del entorno, el proceso de ruptura de las ideas preconcebidas. Éste proceso, lento y definitivamente más complejo de lo esperado, es el momento en el que comienzo a observar los elementos característicos de la ruralidad, que a pesar de todo lo que había pensado anteriormente, me lleno de sorpresas no sólo por la fortaleza de las personas que le dan vida a un territorio, sino también por lo ignorante que somos todos aquellos que decimos venir de la modernidad, del mundo moderno, de lo urbano. Esto me provoca varias interrogantes al respecto ¿qué es la modernidad y la urbanidad que no es la ruralidad? ¿es la modernidad sinónimo de la urbanidad? La verdad es que respuestas claras de esto no las tenemos, sin embargo podemos comenzar a reconocer algunas señales que nos indican que existe cierto error al plantear que la urbanidad es sinónimo de modernidad y por ende sinónimo de progreso.
¿Cómo podemos argumentar lo anterior? Cada vez que analizamos la urbanidad y ruralidad desde la dimensión cultural, hagamos una comparación de la cultura que conforma cada uno de estos mundos que se contraponen y que "supuestamente" no pueden convivir el uno con el otro.
Desde la observación y las entrevistas podemos comenzar a desarrollar un trabajo etnográfico que nos permita conocer y reconocer como son los modos de vida, las maneras de relacionarse, las costumbres y tradiciones que aún sobreviven en el mundo rural y donde la modernización, la globalización y los nuevos referentes no han logrado penetrar por completo la ruralidad de nuestro país. Sin embargo, a pesar de la sobrevivencia y de la fortaleza de quienes le dan sentido a este mundo, no podemos obviar aquellos problemas y necesidades que sí están presente en las zonas rurales y que definitivamente son consecuencia de un proceso de (sobre)valorización de las libertades que forman parte del mundo rural. Libertades que se vinculan con la dimensión de los accesos a: servicios sociales y bienes de consumo.
Sin pensamos la libertad desde esta perspectiva definitivamente es posible pensar que la ruralidad carece de este tipo de libertades. Sin embargo dudo del real sentido de libertad que pueda visualizarse en la urbanidad, primero deberíamos describir ¿qué tipo de libertad es? ¿qué tan libres somos todos aquellos que venimos del mundo urbano? ¿realmente la modernización, la globalización y lo urbano son elementos que nos lleva a ser hombres y mujeres libres? La verdad es que estas preguntas sólo se pueden responder una vez que logramos ver la otra cara de la moneda, una vez que somos capaces de salir de la individualidad y logramos formar parte de la colectividad, cuando logramos ver más allá de lo superfllúo y nos introducimos en una dimensión cultural.
Desde lo cultural, sin pensamos en los modos de vida, en las costumbres y en las maneras de relacionarse existe una brecha entre lo urbano y lo rural, donde lo segundo es: lo colectivo, lo natural, lo limpio, lo respetado; y donde lo primero es: lo acelerado, lo individual, lo sin respeto, lo innatural y donde definitivamente sólo tenemos la libertad de acceder a mayor bienes y servicios culturales, pero sin duda alguna esto no nos hace un espacio cultural, sino por el contrario como un espacio con la capacidad de poder acceder a bienes y servicios culturales.
Si bien, existen elementos positivos y negativos para ambos mundos, es necesario dar un vuelco a la simplificación de la vida manteniendo el acceso que es parte de la urbanidad porque desde la perspectiva cultural, no tiene ningún sentido ser parte de un lugar que tiene muchos accesos, pero no se es capaz de extrapolar todo esto a la cotidianeidad y a la mejora de las relaciones interpersonales.
Quisiera poder seguir reflexionando sobre lo mismo en este momento, pero el tema da para un par de entradas más que sin duda comenzarán a establecer un cruce interesante con otras variables. Por el momento sólo dejo la reflexión acerca de ¿qué libertad es la que buscamos?, ¿cuál es el mundo del cuál queremos formar parte? y por sobretodo ¿cómo podemos hacer para hacer del mundo elegido uno mejor y más amable?

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